Los vehículos eléctricos, sobre todo los producidos en China, han ido ganando popularidad rápidamente en varios mercados mundiales, entre ellos América y Europa, y los analistas prevén que podrían dominar las ventas mundiales a finales de la década. A pesar de esta tendencia, Japón, país geográficamente próximo a China, sigue mostrándose reticente a la hora de adoptar vehículos de emisiones cero en cantidades sustanciales.
Según análisis recientes, se prevé que la adopción de vehículos totalmente eléctricos (BEV) en Japón siga siendo limitada, con proyecciones que sugieren que, para 2030, los BEV no representarán más de 10% del parque total de vehículos del país. En cambio, previsiones similares para regiones de Europa y Estados Unidos estiman que los vehículos eléctricos podrían suponer entre 40% y 50% de sus flotas durante el mismo periodo de tiempo.
Los analistas han atribuido la tibia respuesta de Japón a los vehículos eléctricos a varios factores clave. En concreto, en 2023, los vehículos híbridos se erigieron como la opción dominante en el mercado automovilístico japonés, con 55% de ventas, mientras que los vehículos con motor de combustión tradicional les seguían con una cuota de 36%. Sin embargo, las cifras de ventas de coches eléctricos puros siguieron siendo significativamente inferiores, lo que indica una falta de entusiasmo tanto entre los consumidores como entre los fabricantes.
Una de las principales razones de la lenta adopción de los vehículos eléctricos es que las principales marcas automovilísticas japonesas -Toyota, Honda, Nissan y Mazda- se han centrado en las tecnologías híbridas en lugar de desarrollar y lanzar vehículos totalmente eléctricos. Esta preferencia se ha traducido en una inversión inadecuada en infraestructuras de recarga, similar a la situación observada en Brasil.
Además, las preferencias culturales y de consumo en Japón desempeñan un papel importante en la reticencia a pasarse a los vehículos eléctricos. Los consumidores japoneses tienden a preferir los coches compactos y minimalistas, mientras que los vehículos eléctricos suelen ser más grandes y equipados con características tecnológicas avanzadas que pueden no coincidir con estas preferencias.
Kenichiro Wada, consultor que participó en el análisis y antiguo empleado de Mitsubishi Motors, empresa que ha mostrado un interés limitado por los modelos totalmente eléctricos, afirmó que los consumidores japoneses muestran un fuerte sentido del patriotismo hacia sus marcas nacionales. Como consecuencia, al no ofrecer los fabricantes locales una amplia gama de modelos eléctricos, es probable que los consumidores sigan invirtiendo en híbridos o vehículos con motor de combustión interna.
Los resultados indican que, mientras los mercados mundiales se orientan hacia la movilidad eléctrica, el panorama automovilístico japonés seguirá anclado en las tecnologías híbridas en un futuro previsible.