Está ocurriendo. Y parece que está más cerca que nunca. Coches robot, vehículos sin conductor, automóviles autónomos, llámelos como quiera, estamos hablando de dispositivos de transporte que no necesitan el manejo humano.
Hace apenas un año, los coches autónomos parecían estar a décadas de distancia de la realidad, y parecía que la mayoría de nosotros no estábamos preparados para ceder el volante a algo que no ve, oye, siente y reacciona como nosotros cuando estamos al mando de un vehículo de motor; al fin y al cabo, nuestras vidas, y las de los demás, dependen del control seguro, hábil y sensible de dicho vehículo.
Sin embargo, es posible que haya notado, a menos que haya estado viviendo en una cueva sin wi-fi, que se ha producido un progreso algo acelerado en el desarrollo de la Inteligencia Artificial, conocida como IA. Actualmente se está acercando a toda velocidad a lo que imaginamos en la ciencia ficción, e incluso puede que lo supere, y no es del todo irreal imaginar robots humanoides al servicio activo de los humanos en unos pocos años.
El camino hacia los coches autónomos es una fascinante mezcla de tecnología avanzada, marcos jurídicos en evolución y debates filosóficos, sobre todo en la región del CCG. ¿En qué punto nos encontramos? ¿Son reales los coches sin conductor? ¿Lo permite la ley? ¿Cuáles son los retos éticos y, francamente, lo más importante, estamos preparados para sentarnos y dejar que la IA conduzca?
¿Hasta qué punto es autónomo?
Los vehículos autónomos se clasifican en cinco niveles de automatización, desde la asistencia básica al conductor (Nivel 1) hasta la plena autonomía (Nivel 5). Aunque el sueño del Nivel 5 de autonomía, en el que los coches pueden funcionar sin intervención humana, amenaza con hacerse realidad, aún no hemos llegado a él. En la actualidad, la mayoría de los coches que se pueden comprar, que presumen de "piloto automático" o de sistemas de conducción autónoma, en realidad sólo funcionan en los niveles 2 y 3. Esto significa que pueden realizar tareas específicas como, por ejemplo, la conducción autónoma. Esto significa que pueden realizar tareas específicas, como conducir por autopista o aparcar solos, pero siguen necesitando la supervisión humana.
A pesar de lo que puedas haber visto en los vídeos de las redes sociales, actualmente no existe ningún caso en el que puedas abandonar el asiento del conductor de un vehículo en marcha. De hecho, sería ilegal, salvo en el caso de determinados taxis, servicios de ride-hailing y medios de transporte público certificados y aprobados por las autoridades locales.
En los últimos años, los avances en IA generativa han acelerado considerablemente el desarrollo de la tecnología audiovisual. Ahora, los sistemas de IA pueden procesar en tiempo real grandes cantidades de datos procedentes de sensores, radares y lidares, lo que permite tomar decisiones de conducción más precisas y seguras. Los sensores y radares deben funcionar a la perfección en todas las condiciones. Si tienes un coche con cámaras y sensores de marcha atrás/estacionamiento, sabrás que son propensos a fallar, y su eficacia puede verse mermada por la escasa visibilidad, por ejemplo durante una tormenta de arena.
No es difícil imaginar un futuro con conductores robot, como en Total Recall. Pero no será inminente.
Marcos jurídicos
La primera licencia nacional para vehículos autoconducidos se aprobó para la empresa china WeRide el año pasado en Emiratos Árabes Unidos. Y en junio de 2024 el país amplió las normas sobre clasificación de vehículos para incluir los coches sin conductor. Dubái aspira a que una cuarta parte del transporte público sea autónomo en 2030, y también ha revelado planes de taxis voladores sin piloto en la ciudad. En una encuesta realizada en 2020, el Índice de Preparación para Vehículos Autónomos de KPMG situó a los EAU en el octavo puesto.
La Ley de Dubái nº (9) de 2023 prohíbe la conducción de cualquier vehículo autónomo en los EAU a menos que la RTA haya expedido una licencia. El vehículo debe haber superado un examen técnico realizado por la RTA y cumplir las normas de seguridad y protección.
Mientras tanto, la hoja de ruta de Arabia Saudí hacia los coches autoconducidos también se centra en sus planes para Visión 2030 y está trabajando en el desarrollo de un marco normativo en torno a regulaciones que abordan la seguridad, la responsabilidad e incluso la ciberseguridad. El Ministerio de Transporte y Logística saudí está llevando a cabo incluso una fase de prueba del vehículo eléctrico autoconducido "Dhahaina" ("Inteligente").
El Reino Unido ha aprobado recientemente la Ley de Vehículos Automatizados, que permitirá que los coches sin conductor lleguen a las carreteras en 2026. Un aspecto clave de la nueva ley es que, en caso de incidente o accidente, el conductor no será responsable, sino el fabricante.
Del mismo modo, en Estados Unidos la responsabilidad recae en los fabricantes si un defecto en el sistema del vehículo provoca un accidente, aunque los operadores humanos también pueden ser considerados responsables si se demuestra que han sido negligentes. La Unión Europea impone una responsabilidad objetiva a los fabricantes por los defectos de los productos. Sin embargo, la Ley de Dubai (9) establece que si el vehículo autónomo causa daños a personas o bienes, la responsabilidad de la indemnización recaerá en el operador.
¿Tendría un coche sin conductor?
Como siempre, los residentes del CCG son los primeros en adoptar las nuevas tecnologías. Una encuesta realizada por YouGov en 2020 reveló que casi la mitad (49%) de los residentes en los EAU creían que era probable que tuvieran coches autónomos en los próximos cinco años. Curiosamente, los hombres, con 53%, eran más partidarios que las mujeres, al igual que los treintañeros frente a los conductores más jóvenes (52% frente a 47%).
Un reciente experimento en Japón ha visto un "humanoide musculoesquelético" conduciendo un coche. Era muy prudente.
La percepción pública en los EAU y Arabia Saudí está cambiando gradualmente hacia la aceptación de la tecnología audiovisual. No obstante, la adopción generalizada dependerá de la educación y la transparencia continuas sobre las medidas de seguridad y las ventajas de los sistemas audiovisuales. Para ganarse la confianza del público, también es crucial abordar las preocupaciones sobre el desplazamiento de puestos de trabajo y la seguridad.
¿Y si...?
Comprensiblemente, para muchos sigue siendo una propuesta realmente aterradora. Sigue habiendo dudas sobre lo que podría hacer un coche autónomo en caso de emergencia. Uno de estos retos éticos se conoce como el "problema del carro". Este dilema filosófico cuestiona si un coche debería estar programado para sacrificar una vida para salvar otras muchas.
Esto no se ha abordado definitivamente hasta ahora, aunque un fabricante indicó que la primera responsabilidad del coche sería la seguridad de sus ocupantes. Leamos esto como queramos, pero plantea cuestiones importantes sobre si los vehículos inteligentes deberían poder tomar decisiones éticas y cómo se alinearían con los valores de la sociedad.
Sean cuales sean las respuestas a estos dilemas, es evidente que tenemos que dar con ellas rápidamente, porque el camino hacia los vehículos autónomos se ha acortado definitivamente. Y, en última instancia, la verdadera pregunta es si estás preparado para viajar en un coche sin conductor.